jueves, 5 de diciembre de 2013

Afirman con muerte Mandela Humanidad pierde uno de los más brillantes luchadores por la libertad

El Movimiento Izquierda Unida (MIU) de República Dominicana afirmó que con la muerte del Ex Presidente sudrafricano, Nelson Mandela, la humanidad no sólo pierde a un gran estadista sino a uno de los más brillantes  luchadores por la libertad, la igualdad y la justicia en la época moderna.

El MIU, liderado por Miguel Mejía, quien también es Ministro de Estado Para Políticas de Integración Regional, planteó mediante un documento de su Comisión Política que: “Pocos seres humanos, en la historia humanad, como Nelson Mandela,  se han hecho acreedores, con mayor derecho, a ostentar sobre su sepultura las palabras sagradas de José Martí, cuando expresó:   “La muerte no es verdad cuando se ha cumplido bien la obra de la vida”.
A continuación, el Texto Íntegro del Mensaje de la Comisión Política del MIU en ocasión del deceso del Ex Presidente Mandela:
EL GRAN NELSON MANDELA HA MUERTO
 “El 5 de diciembre de cada año, a partir del 2013, será recordado por la Humanidad como la fecha de partida de uno de los más brillantes  luchadores por la libertad, la igualdad y la justicia en la época moderna: el gran Nelson Mandela.
“En este día luctuoso, quien nos abandonó físicamente no es, como ya  algunos pretenden  y  pretenderán recordarlo en lo adelante, solo un ícono de la reconciliación y la paz, sino también de la  lucha y el sacrificio por la causa de la redención de su pueblo, del resto de los pueblos de África y del mundo.
“Nacido el 18 de julio de 1918, en Sudáfrica, fue un ejemplo de abnegación y sacrificios por el mejoramiento colectivo. Graduado  como abogado en 1942, a pesar de las leyes excluyentes y la discriminación racial, no buscó la salida en la comodidad ni la indolencia, sino que comprendió que su futuro individual y el de sus hijos pasaba, inexorablemente, por la erradicación del  sistema discriminatorio, excluyente  e injusto del gobierno sudafricano, que contaba con el apoyo de las potencias occidentales.
“Entre 1956 y 1991, por sus actividades revolucionarias, sufrió prisión, junto a un grupo de compañeros. El año siguiente es de nuevo juzgado y condenado a cadena perpetua, de la que cumplió 27 años en la  cárcel de Robben Island. Jamás se doblegó ni renunció a sus ideales de redención, constituyéndose en el  símbolo mundial, por excelencia, de la resistencia de su pueblo, del  continente africano y de los pueblos del Tercer Mundo.
Ante el reclamo  mundial, el ascenso de la lucha del pueblo sudafricano contra el bárbaro sistema del  apartheid y la liberación del yugo colonialista de las naciones vecinas, el gobierno racista del apartheid se vio obligado a liberar a Nelson Mandela, el 11 de febrero de 1990. Comenzaba, de esta manera, una nueva etapa en las luchas que tendría otros medios y otro lenguaje,  pero idénticos objetivos.
“La sabiduría y nobleza de Mandela, mostrada ante los ojos asombrados del mundo a partir de su liberación, tienen  pocos paralelos en la historia. Lejos de preconizar la venganza, el odio y el enfrentamiento, Mandela emergió de la cárcel como el símbolo y artífice de la reconciliación nacional y la paz, pero sin olvidar ni renegar de las razones básicas de su lucha y su sacrificio.
“En 1994, en las primeras elecciones libres tras el fin del apartheid, Nelson Mandela fue electo como primer presidente de una Sudáfrica libre, cargo en el que se mantuvo hasta 1999. En el apogeo de su gloria, con conmovedora humildad, supo retirarse a tiempo a la vida privada, sirviendo desde entonces y hasta su muerte, como conciencia moral de los suyos y de todos.
“No fue un predicador etéreo, sino un luchador por la igualdad y la justicia. Es cierto que habló un lenguaje de paz, pero tras el desmantelamiento del sistema del apartheid y el inicio de un proceso nacional por el logro de una verdadera justicia social. Numerosas imágenes lo  muestran junto a los principales líderes revolucionarios del mundo: nunca fue neutral, ni indiferente.
“Este es el hombre que se nos ha ido: el  mismo que recibió el Premio Nobel de la Paz, en 1993 y que jamás dejó de saludar a quienes lo aclamaban,  por todas partes, con una amplia sonrisa y un puño en alto.
“Pocos seres humanos, en la historia humanad, como Nelson Mandela,  se han hecho acreedores, con mayor derecho, a ostentar sobre su sepultura las palabras sagradas de José Martí, cuando expresó:   “La muerte no es verdad cuando se ha cumplido bien la obra de la vida”

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