sábado, 5 de octubre de 2013

EE.UU.: la "bancada suicida" que tiene cerrado al gobierno

John Boehner ha pasado la mayor parte de su tiempo como presidente de la Cámara de Representantes de Estados Unidos tratando de manejar las varias facciones que conviven dentro de la mayoría que tiene el Partido Republicano.

La actual crisis del presupuesto que mantiene parte del gobierno federal cerrado desde el martes es una nueva prueba para las capacidades de Boehner de controlar su grupo parlamentario.
El 26 de septiembre pasado, cuando el país estaba a días de la fecha límite para aprobar fondos para la operación del aparato gubernamental federal, un pequeño grupo de representantes republicanos tuvieron una conferencia telefónica para definir estrategias con el senador Ted Cruz, de Texas.
Según la publicación National Review, los congresistas –algunos de ellos entre los más conservadores en Washington- le pidieron consejo a Cruz sobre cómo responder a la propuesta de Boehner de aprobar el dinero para mantener abierto el gobierno.
Su esperanza era vincular el presupuesto con la, hasta ahora perdida, batalla que vienen dando por dejar sin fondos el programa de reforma del sector salud del presidente Barack Obama.
Cruz, quien está en su primer término como senador y es un favorito del movimiento conservador republicano conocido como Tea Party por su postura contraria al llamado Obamacare, les dijo que se opusieran.
John Boehner, presidente de la Cámara de Representantes

Confabulación interna


Los republicanos regresaron a la Cámara y el plan de su líder murió sin que siquiera fuera sometido a votación. A los cinco días Boehner estaba poniendo todo su esfuerzo tras la idea de finiquitar Obamacare y el gobierno terminó cerrado.
Unos congresistas de distritos menores conspirando contra el liderazgo del partido, y haciéndolo con un miembro novato del Senado, habría sido algo impensable en anteriores períodos legislativos.
La facción rebelde está integrada por conservadores de tradición, provenientes en su mayoría de zonas rurales del país.
El líder del Senado, el demócrata Harry Reid, los ha llamado la "bancada rara", y el columnista del diario The Washingon Post, Charles Krauthammer los bautizó la "bancada suicida", en referencia a la falta de interés que parecen tener en la supervivencia de su propio partido.
Ellos se refieren a sí mismos a veces como los "pájaros locos", adoptando la etiqueta despectiva que les dio el senador y excandidato presidencial republicano John McCain.
Más de una vez Boehner se ha topado con que estos legisladores rebeldes debilitan sus posiciones: en debates sobre seguridad nacional, reforma migratoria, ayuda en casos de emergencias, presupuestos de defensa y hasta en asignaciones para la agricultura.
Aupados por el Tea Party, estos congresistas de menor rango no se dejan seducir por la estrategia del palo y la zanahoria que en el pasado ha mantenido la bancada republicana alineada.

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