El “lamentable
espectáculo” ofrecido por el cura Manuel Ruiz en
rueda de prensa convocada a nombre de la Conferencia del Episcopado el pasado
día 5 de este mes, ha complicado las cosas para el Vaticano....
En el caso del
exnuncio Joseph Wesolowski, investigado por acusaciones de pederastia contra
niños dominicanos.
En un análisis de Andrés Beltramo Álvarez publicado en el portal Vatican Insider, del
periódico italiano La Stampa, se afirma que en esa rueda de prensa, cuando los
periodistas quisieron conocer las verdaderas razones de la remoción de
Wesolowski, el cura Ruiz y sus acompañantesintentaron
poner en duda la veracidad de los rumores.
“De esa manera pareció
que defendían lo indefendible y para frenar el
embate de los periodistas, a los cuales esa versión dejó totalmente
insatisfechos, terminaron echando la culpa a la prensa. Como si eso acabara el
problema”, dice Beltramo Álvarez.
El periodista pone de relieve que la polémica ha
traspasado las fronteras por una “deficiente
gestión pública del escándalo por parte de la Iglesia”.
Refieriéndose a la
declaraciones de este jueves hechas por el vocero papal Federico Lombardi, en
el sentido de en agosto pasado la Secretaría de Estado, a través del embajador
dominicano en la Santa Sede, Víctor Grimaldi, hizo saber a las autoridades
dominicanas s En las declaraciones aludidas, Lombardi afirmó que “el
llamado del nuncio no constituye absolutamente la intención de evitar que asuma
la responsabilidad sobre lo que eventualmente será confirmado.
“Con esas palabras
Lombardi intentó aplacar las crecientes críticas de juristas, políticos y
periodistas dominicanos respecto a cómo se ha tratado el caso a nivel
eclesiástico. La prensa ha lanzado tres cuestionamientos puntuales: si las
autoridades de la Iglesia tenían conocimiento sobre denuncias contra el nuncio,
¿por qué no las transmitieron a la justicia civil? ¿Por qué la Santa Sede
convocó a Roma al diplomático, sustrayéndolo así de un posible proceso judicial
en el país centroamericano? Y ¿por qué se minimizó
la naturaleza de las acusaciones, cuando todos sabían que se trataba de abusos
contra menores?”, agrega Beltramo
Álvarez.
Lombardi ofreció adicionalmente la información de que
poco antes del viaje del papa Francisco a Brasil, el cardenal Nicolás de Jesús
López Rodríguez informó directamente a Roma las acusaciones contra el nuncio.
"Como consecuencia
de esto la Secretaría de Estado intervino rápidamente, al inicio de agosto,
inmeditamente después del regreso del viaje en Brasil, llamando al nuncio,
suspendiéndolo de su encargo y dando inicio a una investigación a cargo de la Congregación para la
Doctrina de la Fe",
dijo Lombardi, según cita el periodista de Vatican Insider.
“Tras esas palabras del portavoz Lombardi no hay
dudas: Wesolowski es investigado por los tribunales vaticanos bajo la acusación
de abusos contra menores. A esta altura del caso parecería banal la precisión,
pero no lo es tanto después del lamentable espectáculo brindado por la
Conferencia Episcopal Dominicana hace apenas unos días”, puntualiza la nota.
De ese “lamentable
espectáculo”, la nota periodística resalta la presentación de
algunas personas que se retractaron de declaraciones previas sobre las acusaciones de pederastia que pesan
igualmente sobre el cura, polaco como el exnuncio, Roberto Gil, párroco en Juncalito y que, de paso, también
ofrecieron “testimonios” a favor de Wesolowski.
“En esa misma rueda de
prensa comparecieron algunas personas que antes, en un reportaje
televisivo, habían atestiguado situaciones comprometedoras para el
nuncio. Allí se retractaron públicamente de lo que habían dicho
antes e incluso llegaron a decir todo lo contrario de lo anterior
justificándose que ante las cámaras se sintieron “abrumados” y se inventaron
las cosas. Una de las organizadoras que tuvo a bien aclarar:“No queremos que se
crea que estas personas se están retractando porque las presionó la Iglesia…”, escribe el periodista.
Tras la presentación en el programa de la
periodista Nuria Piera de uno de los niños abusados, el cardenal López
Rodríguez declaró públicamente que antes del destape público de las
acusaciones, él había puesto al corriente al papa Francisco.
“A poco sirvió para
aplacar los ánimos en un problema que está lejos de considerarse
definitivamente cerrado y
que podría derivar en una seria crisis diplomática”, concluye Beltramo Álvarez.
u
disposición de colaborar en la investigación si le fuera solicitado
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